lunes, 23 de marzo de 2020

Relato cooperativo de terror


Vamos a escribir un relato de terror entre todos. Leed atentamente los pasos que debéis seguir:

  • Yo indicaré cómo debe empezar la historia en el primer comentario de esta entrada.
  • El primero en comentar (Marcos) debe copiar y pegar mi comentario inicial y después continuar el cuento (obviamente, la continuación debe guardar relación con lo anterior).
  • Indentificaos con vuestro nombre y primer apellido antes de continuar la historia (escribidlos con mayúscula inicial, por favor).
  • Cada comentario siguiente debe continuar con lo que agregó el anterior, siempre copiando y pegando el último comentario antes de empezar a escribir (debéis leer con atención lo que han escrito vuestros compañeros antes para que el relato no pierda coherencia).
  • Tenéis que agregar cada uno un mínimo de cuatro líneas a la historia.
  • El orden que debéis seguir para continuar la historia es el siguiente: Marcos (lunes 23), Martina (martes 24 antes de las 12), Guido (martes 24 después de las 12), Diego (miércoles 24 antes de las 12), Claudia (miércoles 24 después de las 12), Paula (jueves 25 antes de las 12), Guillermo (jueves 25 después de las 12), Lucas (viernes 26 antes de las 12), Aitana (viernes 26 después de las 12), Lucía (lunes 29 antes de las 12), Jonathan (lunes 29 después de las 12), Candela (martes 30 antes de las 12), Desirée (martes 30 después de las 12), Leo (miércoles 31 después de las 12) y Miguel (jueves 1 de abril).
  • Recordad que un cuento puede contener secuencias descriptivas y secuencias dialogadas, y que se estructura en tres partes: planteamiento, nudo y desenlace. Esto significa que los últimos en escribir tenéis que intentar que la historia llegue a un final.
  • Tened cuidado con la ortografía y echadle imaginación.
  • No os olvidéis de copiar y pegar en vuestro comentario lo que hayan escrito los anteriores. De este modo, el último comentario (el publicado por Miguel) contendrá la historia completa.
  • Intentad hacerlo bien: es un trabajo cooperativo y que el resultado final sea bueno depende de todos. También podéis mejorar la parte que han escrito vuestros compañeros: por ejemplo: si detectáis una falta en lo que ha escrito un compañero antes, cuando llegue vuestro turno podéis corregirla.


25 comentarios:

  1. Para entender bien los extraños sucesos que voy a relatar a continuación, será preciso que retrocedamos en el tiempo hasta situarnos en una calurosa noche de principios de verano, cuando me disponía a cerrar las maletas para salir de vacaciones. Y lo que es rutina para muchos, para mí resultaba excepcional: por primera vez en varios años, mi familia había decidido volver a viajar.

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  2. Para entender bien los extraños sucesos que voy a relatar a continuación, será preciso que retrocedamos en el tiempo hasta situarnos en una calurosa noche de principios de verano, cuando me disponía a cerrar las maletas para salir de vacaciones. Y lo que es rutina para muchos, para mí resultaba excepcional: por primera vez en varios años, mi familia había decidido volver a viajar.

    Marcos Díaz (23.3.20)

    Me presento, me llamo María, vivo en Santander y hoy empiezan mis vacaciones. Mis padres han decidido ir a visitar a unos parientes, pero no en cualquier lugar, nada menos que en Transilvania y me hace muchísima ilusión. En casa siempre he visto, en viejos álbumes familiares, fotos de una increíble mansión. Tiene altos muros de piedra, con ventanas alargadas y estrechas, cerca de las almenas hay una elegante torre, muy sombría, desde donde se puede ver todo el pueblo.

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  3. Para entender bien los extraños sucesos que voy a relatar a continuación, será preciso que retrocedamos en el tiempo hasta situarnos en una calurosa noche de principios de verano, cuando me disponía a cerrar las maletas para salir de vacaciones. Y lo que es rutina para muchos, para mí resultaba excepcional: por primera vez en varios años, mi familia había decidido volver a viajar.
    Yo, que me llamo María, por cierto, vivía por aquel entonces en Santander y mis padres habían decidido aprovechar las vacaciones para ir a visitar a unos parientes, pero no a cualquier lugar, íbamos a ir nada menos que a Transilvania y eso me hacía muchísima ilusión. En casa siempre había visto, en viejos álbumes familiares, fotos de una increíble mansión. Tenía altos muros de piedra, con ventanas alargadas y estrechas, cerca de las almenas había una elegante torre, muy sombría, desde donde se podía ver todo el pueblo.
    [Martina, copia y pega este comentario y continúa la historia, sin poner esta última frase que estoy añadiendo yo; he cambiado un poco lo que he añadido Marcos porque tenéis que contar la historia en pasado.]

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  4. Para entender bien los extraños sucesos que voy a relatar a continuación, será preciso que retrocedamos en el tiempo hasta situarnos en una calurosa noche de principios de verano, cuando me disponía a cerrar las maletas para salir de vacaciones. Y lo que es rutina para muchos, para mí resultaba excepcional: por primera vez en varios años, mi familia había decidido volver a viajar.
    Yo, que me llamo María, por cierto, vivía por aquel entonces en Santander y mis padres habían decidido aprovechar las vacaciones para ir a visitar a unos parientes, pero no a cualquier lugar, íbamos a ir nada menos que a Transilvania y eso me hacía muchísima ilusión. En casa siempre había visto, en viejos álbumes familiares, fotos de una increíble mansión. Tenía altos muros de piedra, con ventanas alargadas y estrechas, cerca de las almenas había una elegante torre, muy sombría, desde donde se podía ver todo el pueblo.
    Pero al llegar algo no encajaba, mi tía se estaba comportando de manera muy extraña y parecía asustada, además mi tío Ryan desprendía un olor muy peculiar que me recordaba a huevos podridos. Como a las tres de la mañana algo me despertó y decidí salir a investigar empezando por el sótano de la mansión ……¿Qué podía salir mal?.

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  5. Para entender bien los extraños sucesos que voy a relatar a continuación, será preciso que retrocedamos en el tiempo hasta situarnos en una calurosa noche de principios de verano, cuando me disponía a cerrar las maletas para salir de vacaciones. Y lo que es rutina para muchos, para mí resultaba excepcional: por primera vez en varios años, mi familia había decidido volver a viajar.
    Yo, que me llamo María, por cierto, vivía por aquel entonces en Santander y mis padres habían decidido aprovechar las vacaciones para ir a visitar a unos parientes, pero no a cualquier lugar, íbamos a ir nada menos que a Transilvania y eso me hacía muchísima ilusión. En casa siempre había visto, en viejos álbumes familiares, fotos de una increíble mansión. Tenía altos muros de piedra, con ventanas alargadas y estrechas, cerca de las almenas había una elegante torre, muy sombría, desde donde se podía ver todo el pueblo.
    Pero al llegar algo no encajaba, mi tía se estaba comportando de manera muy extraña y parecía asustada, además mi tío Ryan desprendía un olor muy peculiar que me recordaba a huevos podridos. Como a las tres de la mañana algo me despertó y decidí salir a investigar empezando por el sótano de la mansión ……¿Qué podía salir mal?.
    Guido Fonteseca
    Entré en el sótano de aquella mansión todo estaba lleno de telarañas y de cosas antiguas hasta que ¡pumm!se cayó un cuadro precioso, parecía muy viejo me asusté mucho. Además hacía bastante frío allí abajo.Aquella noche tuve el presentimiento de que algo malo iba a pasar. Al cabo de media hora encontré una llave y un pasadizo que parecía secreto. Asustada volví a mi cama y decidí que al día siguiente a esta misma hora yo volvería a bajar.

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  6. Para entender bien los extraños sucesos que voy a relatar a continuación, será preciso que retrocedamos en el tiempo hasta situarnos en una calurosa noche de principios de verano, cuando me disponía a cerrar las maletas para salir de vacaciones. Y lo que es rutina para muchos, para mí resultaba excepcional: por primera vez en varios años, mi familia había decidido volver a viajar.
    Yo, que me llamo María, por cierto, vivía por aquel entonces en Santander y mis padres habían decidido aprovechar las vacaciones para ir a visitar a unos parientes, pero no a cualquier lugar, íbamos a ir nada menos que a Transilvania y eso me hacía muchísima ilusión. En casa siempre había visto, en viejos álbumes familiares, fotos de una increíble mansión. Tenía altos muros de piedra, con ventanas alargadas y estrechas, cerca de las almenas había una elegante torre, muy sombría, desde donde se podía ver todo el pueblo.
    Pero al llegar algo no encajaba, mi tía se estaba comportando de manera muy extraña y parecía asustada, además mi tío Ryan desprendía un olor muy peculiar que me recordaba a huevos podridos. Como a las tres de la mañana algo me despertó y decidí salir a investigar empezando por el sótano de la mansión ……¿Qué podía salir mal?.
    Guido Fonteseca
    Entré en el sótano de aquella mansión todo estaba lleno de telarañas y de cosas antiguas hasta que ¡pumm!se cayó un cuadro precioso, parecía muy viejo me asusté mucho. Además hacía bastante frío allí abajo.Aquella noche tuve el presentimiento de que algo malo iba a pasar. Al cabo de media hora encontré una llave y un pasadizo que parecía secreto. Asustada volví a mi cama y decidí que al día siguiente a esta misma hora yo volvería a bajar.
    Diego Díaz
    La mañana siguiente amaneció triste y oscura, lo cual invitaba a pasar el día al resguardo del calor que ofrecía la mansión. Esperando con muchas ganas que llegara la hora de descubrir los secretos que guardaba aquel pasadizo, decidí entrar en la antigua biblioteca de la casa y leer alguno de los libros viejos, polvorientos y estropeados que allí se guardaban. En ellos pude descubrir algunos secretos que se encerraban entre las paredes de esta vieja casa.

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  7. Claudia, es tu turno. Copia y pega desde este comentario mío (no hace falta que pongáis el nombre en mitad del texto):

    Para entender bien los extraños sucesos que voy a relatar a continuación, será preciso que retrocedamos en el tiempo hasta situarnos en una calurosa noche de principios de verano, cuando me disponía a cerrar las maletas para salir de vacaciones. Y lo que es rutina para muchos, para mí resultaba excepcional: por primera vez en varios años, mi familia había decidido volver a viajar.
    Yo, que me llamo María, por cierto, vivía por aquel entonces en Santander y mis padres habían decidido aprovechar las vacaciones para ir a visitar a unos parientes, pero no a cualquier lugar, íbamos a ir nada menos que a Transilvania y eso me hacía muchísima ilusión. En casa siempre había visto, en viejos álbumes familiares, fotos de una increíble mansión. Tenía altos muros de piedra, con ventanas alargadas y estrechas, cerca de las almenas había una elegante torre, muy sombría, desde donde se podía ver todo el pueblo.

    El viaje fue largo y aburrido, pero estaba tan ilusionada que lo soporté con paciencia. Después de reencontrarme con mis familiares y de dormir del tirón la primera noche que pasamos en la mansión, me di cuenta de que algo no encajaba. Mi tía se estaba comportando de manera muy extraña y parecía asustada, además mi tío Ryan desprendía un olor muy peculiar que me recordaba a huevos podridos. La segunda noche, como a las tres de la mañana algo me despertó y decidí salir a investigar, empezando por el sótano de la mansión. ¿Qué podía salir mal?

    Bajé al sótano alumbrándome con la luz del móvil. Todo estaba lleno de telarañas y de cosas antiguas hasta que ¡Pum! se cayó un cuadro precioso, que parecía muy viejo y me asusté mucho. Además, hacía bastante frío allí abajo. Aquella noche tuve el presentimiento de que algo malo iba a pasar. Al cabo de media hora encontré una llave y un pasadizo que parecía secreto. Asustada volví a mi cama y decidí que al día siguiente a esta misma hora volvería a bajar a seguir investigando.

    La mañana siguiente amaneció triste y oscura, lo cual invitaba a pasar el día al resguardo del calor que ofrecía la mansión. Esperando con muchas ganas que llegara la hora de descubrir los secretos que guardaba aquel pasadizo, decidí entrar en la antigua biblioteca de la casa y leer alguno de los libros viejos, polvorientos y estropeados que allí se guardaban. En ellos pude descubrir algunos secretos que se encerraban entre las paredes de esta vieja casa.

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  8. Hoy Claudia ha tenido problemas para publicar su comentario, así que me lo ha enviado al correo y lo añado yo a continuación (Paula, copia el texto que viene a continuación y continúa la historia):

    Para entender bien los extraños sucesos que voy a relatar a continuación, será preciso que retrocedamos en el tiempo hasta situarnos en una calurosa noche de principios de verano, cuando me disponía a cerrar las maletas para salir de vacaciones. Y lo que es rutina para muchos, para mí resultaba excepcional: por primera vez en varios años, mi familia había decidido volver a viajar.
    Yo, que me llamo María, por cierto, vivía por aquel entonces en Santander y mis padres habían decidido aprovechar las vacaciones para ir a visitar a unos parientes, pero no a cualquier lugar, íbamos a ir nada menos que a Transilvania y eso me hacía muchísima ilusión. En casa siempre había visto, en viejos álbumes familiares, fotos de una increíble mansión. Tenía altos muros de piedra, con ventanas alargadas y estrechas, cerca de las almenas había una elegante torre, muy sombría, desde donde se podía ver todo el pueblo.

    El viaje fue largo y aburrido, pero estaba tan ilusionada que lo soporté con paciencia. Después de reencontrarme con mis familiares y de dormir del tirón la primera noche que pasamos en la mansión, me di cuenta de que algo no encajaba. Mi tía se estaba comportando de manera muy extraña y parecía asustada, además mi tío Ryan desprendía un olor muy peculiar que me recordaba a huevos podridos. La segunda noche, como a las tres de la mañana algo me despertó y decidí salir a investigar, empezando por el sótano de la mansión. ¿Qué podía salir mal?

    Bajé al sótano alumbrándome con la luz del móvil. Todo estaba lleno de telarañas y de cosas antiguas hasta que ¡Pum! se cayó un cuadro precioso, que parecía muy viejo y me asusté mucho. Además, hacía bastante frío allí abajo. Aquella noche tuve el presentimiento de que algo malo iba a pasar. Al cabo de media hora encontré una llave y un pasadizo que parecía secreto. Asustada volví a mi cama y decidí que al día siguiente a esta misma hora volvería a bajar a seguir investigando.

    La mañana siguiente amaneció triste y oscura, lo cual invitaba a pasar el día al resguardo del calor que ofrecía la mansión. Esperando con muchas ganas que llegara la hora de descubrir los secretos que guardaba aquel pasadizo, decidí entrar en la antigua biblioteca de la casa y leer alguno de los libros viejos, polvorientos y estropeados que allí se guardaban. En ellos pude descubrir algunos secretos que se encerraban entre las paredes de esta vieja casa.

    Me pasé horas allí encerrada, esperaba encontrar alguna información sobre el pasadizo, pero, tras haberme leído diez libros y no haber encontrado nada me desilusioné. Estaba a punto de irme, cuando un libro de color dorado brillante me llamó la atención. Lo cogí y leí la sinopsis de la contraportada: “Aquí podrás descubrir todos los secretos de la gran mansión de Transilvania, sus tesoros y sus más de cien pasadizos”. Abrí el libro y comencé a leer.

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  9. Hoy Claudia ha tenido problemas para publicar su comentario, así que me lo ha enviado al correo y lo añado yo a continuación (Paula, copia el texto que viene a continuación y continúa la historia):

    Para entender bien los extraños sucesos que voy a relatar a continuación, será preciso que retrocedamos en el tiempo hasta situarnos en una calurosa noche de principios de verano, cuando me disponía a cerrar las maletas para salir de vacaciones. Y lo que es rutina para muchos, para mí resultaba excepcional: por primera vez en varios años, mi familia había decidido volver a viajar.
    Yo, que me llamo María, por cierto, vivía por aquel entonces en Santander y mis padres habían decidido aprovechar las vacaciones para ir a visitar a unos parientes, pero no a cualquier lugar, íbamos a ir nada menos que a Transilvania y eso me hacía muchísima ilusión. En casa siempre había visto, en viejos álbumes familiares, fotos de una increíble mansión. Tenía altos muros de piedra, con ventanas alargadas y estrechas, cerca de las almenas había una elegante torre, muy sombría, desde donde se podía ver todo el pueblo.

    El viaje fue largo y aburrido, pero estaba tan ilusionada que lo soporté con paciencia. Después de reencontrarme con mis familiares y de dormir del tirón la primera noche que pasamos en la mansión, me di cuenta de que algo no encajaba. Mi tía se estaba comportando de manera muy extraña y parecía asustada, además mi tío Ryan desprendía un olor muy peculiar que me recordaba a huevos podridos. La segunda noche, como a las tres de la mañana algo me despertó y decidí salir a investigar, empezando por el sótano de la mansión. ¿Qué podía salir mal?

    Bajé al sótano alumbrándome con la luz del móvil. Todo estaba lleno de telarañas y de cosas antiguas hasta que ¡Pum! se cayó un cuadro precioso, que parecía muy viejo y me asusté mucho. Además, hacía bastante frío allí abajo. Aquella noche tuve el presentimiento de que algo malo iba a pasar. Al cabo de media hora encontré una llave y un pasadizo que parecía secreto. Asustada volví a mi cama y decidí que al día siguiente a esta misma hora volvería a bajar a seguir investigando.

    La mañana siguiente amaneció triste y oscura, lo cual invitaba a pasar el día al resguardo del calor que ofrecía la mansión. Esperando con muchas ganas que llegara la hora de descubrir los secretos que guardaba aquel pasadizo, decidí entrar en la antigua biblioteca de la casa y leer alguno de los libros viejos, polvorientos y estropeados que allí se guardaban. En ellos pude descubrir algunos secretos que se encerraban entre las paredes de esta vieja casa.

    Me pasé horas allí encerrada, esperaba encontrar alguna información sobre el pasadizo, pero, tras haberme leído diez libros y no haber encontrado nada me desilusioné. Estaba a punto de irme, cuando un libro de color dorado brillante me llamó la atención. Lo cogí y leí la sinopsis de la contraportada: “Aquí podrás descubrir todos los secretos de la gran mansión de Transilvania, sus tesoros y sus más de cien pasadizos”. Abrí el libro y comencé a leer.

    El libro era bastante viejo y tenía mucho polvo pero eso no me impedió que continuase. Descubrí que en cada una de las habitaciones había por lo menos dos pasadizos que llevaban hasta un sitio que al parecer debía ser sagrado o algo, pero justo cuando pasé la página donde debería estar el mapa de toda la casa... ¡No estaba! busqué por todo el libro, página por página. Nerviosa empecé a buscar por toda la biblioteca y de pronto un trozo de la vieja madera del suelo sono hueco como si hubiese otro pasadizo que el libro no me desveló.

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  10. (A Guillermo se le ha pasado el turno; Lucas, sigue tú. Mantenemos el orden establecido arriba.)

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  11. Para entender bien los extraños sucesos que voy a relatar a continuación, será preciso que retrocedamos en el tiempo hasta situarnos en una calurosa noche de principios de verano, cuando me disponía a cerrar las maletas para salir de vacaciones. Y lo que es rutina para muchos, para mí resultaba excepcional: por primera vez en varios años, mi familia había decidido volver a viajar.
    Yo, que me llamo María, por cierto, vivía por aquel entonces en Santander y mis padres habían decidido aprovechar las vacaciones para ir a visitar a unos parientes, pero no a cualquier lugar, íbamos a ir nada menos que a Transilvania y eso me hacía muchísima ilusión. En casa siempre había visto, en viejos álbumes familiares, fotos de una increíble mansión. Tenía altos muros de piedra, con ventanas alargadas y estrechas, cerca de las almenas había una elegante torre, muy sombría, desde donde se podía ver todo el pueblo.

    El viaje fue largo y aburrido, pero estaba tan ilusionada que lo soporté con paciencia. Después de reencontrarme con mis familiares y de dormir del tirón la primera noche que pasamos en la mansión, me di cuenta de que algo no encajaba. Mi tía se estaba comportando de manera muy extraña y parecía asustada, además mi tío Ryan desprendía un olor muy peculiar que me recordaba a huevos podridos. La segunda noche, como a las tres de la mañana algo me despertó y decidí salir a investigar, empezando por el sótano de la mansión. ¿Qué podía salir mal?

    Bajé al sótano alumbrándome con la luz del móvil. Todo estaba lleno de telarañas y de cosas antiguas hasta que ¡Pum! se cayó un cuadro precioso, que parecía muy viejo y me asusté mucho. Además, hacía bastante frío allí abajo. Aquella noche tuve el presentimiento de que algo malo iba a pasar. Al cabo de media hora encontré una llave y un pasadizo que parecía secreto. Asustada volví a mi cama y decidí que al día siguiente a esta misma hora volvería a bajar a seguir investigando.

    La mañana siguiente amaneció triste y oscura, lo cual invitaba a pasar el día al resguardo del calor que ofrecía la mansión. Esperando con muchas ganas que llegara la hora de descubrir los secretos que guardaba aquel pasadizo, decidí entrar en la antigua biblioteca de la casa y leer alguno de los libros viejos, polvorientos y estropeados que allí se guardaban. En ellos pude descubrir algunos secretos que se encerraban entre las paredes de esta vieja casa.

    Me pasé horas allí encerrada, esperaba encontrar alguna información sobre el pasadizo, pero, tras haberme leído diez libros y no haber encontrado nada me desilusioné. Estaba a punto de irme, cuando un libro de color dorado brillante me llamó la atención. Lo cogí y leí la sinopsis de la contraportada: “Aquí podrás descubrir todos los secretos de la gran mansión de Transilvania, sus tesoros y sus más de cien pasadizos”. Abrí el libro y comencé a leer.

    El libro era bastante viejo y tenía mucho polvo pero eso no me impedió que continuase. Descubrí que en cada una de las habitaciones había por lo menos dos pasadizos que llevaban hasta un sitio que al parecer debía ser sagrado o algo, pero justo cuando pasé la página donde debería estar el mapa de toda la casa... ¡No estaba! busqué por todo el libro, página por página. Nerviosa empecé a buscar por toda la biblioteca y de pronto un trozo de la vieja madera del suelo sono hueco como si hubiese otro pasadizo que el libro no me desveló.
    Lucas Casanueva:
    Miré hacia abajo y había una trampilla, era muy pesada y no podía abrirla, pero luego me acordé de que había una palanca cerca de la puerta, la usé y baje hacia el interior de la trampilla. Debía de ser uno de esos pasadizos. Al final del túnel había una sala enorme, pensé que debía de ser esa sala que conectaba con muchos pasadizos, pero no veía otra salida. Al pisar en una piedra el pasadizo por dónde pasé se cerró en cuestión de segundos.Pensé que iba a morir pero me di cuenta que había un ataúd con joyas y fotos de la misma persona de repente me dormí y no recuerdo más de ese día.

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  12. Está bien. Ahora es el turno de Aitana. Estoy viendo que los comentarios tienen un máximo de caracteres que estamos a punto de superar, así que a partir de ahora, publicad en vuestro comentario solamente la parte que añadís a la historia. De todas formas, es muy importante que antes leáis con atención toda la historia para que vuestra parte resulte coherente con lo anterior.

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  13. Esta es la parte que ha añadido Aitana (me la ha mandado a mí):
    Cuando me desperté estaba en el ataúd y me dolía la espalda por las joyas. Intenté hacer memoria y recordar algo, pero no sabía qué me había pasado para acabar ahí. Entonces me incorporé y empecé a oír mi nombre: “¡María!, ¡María!” Eran mis padres y mis tíos, que me estaban buscando. Me puse muy nerviosa e intenté encontrar la salida de aquel pasadizo, ayudándome por el libro, pero no lo conseguía. Encontraba una puerta que pensaba que podía ser la salida, pero esa puerta daba a otras seis puertas y cada vez estaba más perdida. De pronto oí un ruido. Estaba cerca. Era una especie de cascabel y desprendía una luz muy fuerte. Me acerqué a ver qué era. Era una varita. Recordaba haberla visto en el libro. Busqué la página donde aparecía y en ella pude leer: “Si de aquí quieres escapar, tu deseo bien fuerte dirás y la varita a la vez agitarás”.
    Lucía,es tu turno. Tienes que leer toda la historia; no solo este último comentario.

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    1. Decidí coger la varita y pedir el deseo. Pronuncié mi deseo fuerte y agité la varita. unos segundos después me encontraba en un lugar muy extraño, un lugar que nunca había visto. era oscuro, pringoso y muy ruidos. Al parecer no había nadie en aquel lugar solamente un palacio que se hallaba muy lejos. Decidí ir a investigar que era ese palacio y que se encontraba allí. caminé y caminé varias horas hasta llegar a mi destino. el palacio no parecía estar habitado, era pequeño, estaba lleno de lianas y se había derrumbado una de sus torres. Entré y vi que estaba en perfecto estado por dentro, me quede sorprendida. Empezé a inspeccionar las salas y en una de ellas encontré algo impresionante, algo que me hizo sobresaltarme.

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    2. Me encontré una puerta dimensional, entre y de repente me encontré con la puerta de mis padres del hotel, me di la vuelta y
      estaban mis padres sorprendidos porque detrás mio estaba Jason, nos empezó a perseguir y de repente me caí y me dormí.

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    3. Jonathan, tu continuación no es nada coherente. No sé de qué hotel hablas y tampoco Jason pinta mucho aquí. Aparte de eso, ¿esta chica no se duerme mucho de repente?

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  14. Mi familia me despertó a la mañana siguiente para preguntarme que hacía metida en esos Pasadizos. Yo no les quería contar nada, así que me inventé que solo estaba hechando un vistazo. Mi tía seguía comportándose de forma extraña y me miraba como si yo fuera culpable de algo. Como todas las noches estaba deseando bajar para investigar, pero no me dí cuenta de que esa vez me seguía alguien. No le dí importancia a eso, me arrepiento de no haberlo hecho, porque esa noche pasó algo que me marcó para toda mi vida.

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  15. Bajé a la sala del ataúd, una vez dentro la puerta se cerró bruscamente, sentí un olor desagradable, sin embargo era un olor familiar, como a rancio, me giré y le vi, ahí estaba mi tío Ryan, con un farolillo, su mirada era siniestra y me empecé a asustar. Notaba una presencia en la sala pero miraba a mi alrededor y no veía a nadie más que a mi tío Ryan. Mi yugular comenzó a palpitar fuertemente. Me sentí mareada, aturdida, intentaba pedir ayuda a mi tío pero mi cuerpo no respondía. De repente noté un dolor intenso en el cuello, al principio notaba como si me hubiese picado algo, el dolor cada vez se hacía más intenso, ya no podía más, me derrumbé en el suelo, pero antes de cerrar los ojos, le vi, vi a Drácula.

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    1. Bien por recoger los hilos perdidos de la historia, Leo. Si estamos en Transilvania y el tío Ryan era tan extraño...

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  16. Miguel Tejido:
    Me desperté, no sabía dónde estaba. Estaba muy oscuro. Extendí la mano para tocar lo que tenía alrededor. Una estructura rígida me envolvía. De repente lo entendí: ¡estaba de nuevo en aquel maldito ataúd! Me levanté nerviosa, miré a mi alrededor, no había nadie. Rápidamente corrí hacia la puerta. Al salir vi una escena terrorífica, los cuerpos sin vida de mis padres y mi tía yacían en el suelo. Algo les había atacado y de nuevo… aquel olor a huevo podrido. Salí corriendo, intentando dejar atrás esa pesadilla. Era inútil huir, unos pasos me seguían y ese olor comenzaba a envolverlo todo. Corrí hacia la playa y me escondí en una pequeña cueva en los acantilados. Llevo meses aquí. No sé qué será de mí. Cada noche pienso que será la última, pero cada mañana al despertar sigo escribiendo este diario, para que tú, desconocido o desconocida amiga, lo encuentres y nos hagas justicia.

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