miércoles, 1 de abril de 2020

Cuento cooperativo


Este es el resultado de nuestro cuento cooperativo, a ver qué os parece. El comienzo era prometedor y el final ha sido muy digno, pero en la parte central hay alguna incoherencia que he intentado disimular un poco. Leedlo y sugerid títulos para la historia en los comentarios:

Para entender bien los extraños sucesos que voy a relatar a continuación, será preciso que retrocedamos en el tiempo hasta situarnos en una calurosa noche de principios de verano, cuando me disponía a cerrar las maletas para salir de vacaciones. Y lo que es rutina para muchos, para mí resultaba excepcional: por primera vez en varios años, mi familia había decidido volver a viajar.

Yo, que me llamo María, por cierto, vivía por aquel entonces en Santander y mis padres habían decidido aprovechar las vacaciones para ir a visitar a unos parientes, pero no a cualquier lugar, íbamos a ir nada menos que a Transilvania y eso me hacía muchísima ilusión. En casa siempre había visto, en viejos álbumes familiares, fotos de una increíble mansión. Tenía altos muros de piedra, con ventanas alargadas y estrechas, cerca de las almenas había una elegante torre, muy sombría, desde donde se podía ver todo el pueblo.

El viaje fue largo y aburrido, pero estaba tan ilusionada que lo soporté con paciencia. Después de reencontrarme con mis familiares y de dormir del tirón la primera noche que pasamos en la mansión, me di cuenta de que algo no encajaba. Mi tía se estaba comportando de manera muy extraña y parecía asustada, además mi tío Ryan desprendía un olor muy peculiar que me recordaba a huevos podridos. La segunda noche, como a las tres de la mañana, algo me despertó y decidí salir a investigar, empezando por el sótano de la mansión. ¿Qué podía salir mal?

Bajé al sótano alumbrándome con la luz del móvil. Todo estaba lleno de telarañas y de cosas antiguas hasta que ¡Pum! se cayó un cuadro precioso, que parecía muy viejo y me asusté mucho. Además, hacía bastante frío allí abajo. Aquella noche tuve el presentimiento de que algo malo iba a pasar. Al cabo de media hora encontré una llave y un pasadizo que parecía secreto. Asustada volví a mi cama y decidí que al día siguiente a esta misma hora volvería a bajar para seguir investigando.

La mañana siguiente amaneció triste y oscura, lo cual invitaba a pasar el día al resguardo del calor que ofrecía la mansión. Esperando con muchas ganas que llegara la hora de descubrir los secretos que guardaba aquel pasadizo, decidí entrar en la antigua biblioteca de la casa y leer alguno de los libros viejos, polvorientos y estropeados que allí se guardaban. En ellos pude descubrir algunos secretos que se encerraban entre las paredes de esta vieja casa.

Me pasé horas allí encerrada, esperaba encontrar alguna información sobre el pasadizo, pero, tras haberme leído diez libros y no haber encontrado nada, me desilusioné. Estaba a punto de irme, cuando un libro de color dorado brillante me llamó la atención. Lo cogí y leí la sinopsis de la contraportada: “Aquí podrás descubrir todos los secretos de la gran mansión de Transilvania, sus tesoros y sus más de cien pasadizos”. Abrí el libro y comencé a leer.

El libro era bastante viejo y tenía mucho polvo, pero eso no me impidió continuar con su lectura. Descubrí que en cada una de las habitaciones había por lo menos dos pasadizos que llevaban hasta un sitio que al parecer debía ser sagrado o algo así, pero justo cuando pasé la página donde debería estar el mapa de toda la casa... ¡No estaba! Busqué por todo el libro, página por página. Nerviosa, empecé a buscar por toda la biblioteca y de pronto un trozo de la vieja madera del suelo sonó hueco como si debajo hubiese otro pasadizo que el libro no me desveló.

Miré hacia abajo y había una trampilla. Era muy pesada y no podía abrirla, pero luego me acordé de que había una palanca cerca de la puerta. La usé y bajé hacia el interior de la trampilla. Debía de ser uno de esos pasadizos. Al final del túnel había una sala enorme, pensé que debía de ser esa sala que conectaba con muchos pasadizos, pero no veía otra salida. Al pisar en una piedra el pasadizo por donde pasé se cerró en cuestión de segundos. Pensé que iba a morir, pero me di cuenta de que había un ataúd con joyas y fotos de la misma persona. De repente me dormí y no recuerdo más de ese día.

Cuando me desperté estaba en el ataúd y me dolía la espalda por las joyas. Intenté hacer memoria y recordar algo, pero no sabía qué me había pasado para acabar ahí. Entonces me incorporé y empecé a oír mi nombre: “¡María!, ¡María!” Eran mis padres y mis tíos, que me estaban buscando. Me puse muy nerviosa e intenté encontrar la salida de aquel pasadizo, ayudándome por el libro, pero no lo conseguía. Encontraba una puerta que pensaba que podía ser la salida, pero esa puerta daba a otras seis puertas y cada vez estaba más perdida. De pronto oí un ruido. Estaba cerca. Era una especie de cascabel y desprendía una luz muy fuerte. Me acerqué a ver qué era. Era una varita. Recordaba haberla visto en el libro. Busqué la página donde aparecía y en ella pude leer: “Si de aquí quieres escapar, tu deseo bien fuerte dirás y la varita a la vez agitarás”.

Decidí coger la varita y pedir el deseo. Pronuncié mi deseo fuerte y agité la varita. Unos segundos después me encontraba en un lugar muy extraño, un lugar que nunca había visto. Era oscuro e inquietante. Al parecer no había nadie en aquel lugar: solamente un palacio que se hallaba muy lejos. 

Decidí ir a investigar qué era ese palacio y qué se encontraba allí. Caminé y caminé varias horas hasta llegar a mi destino. El palacio no parecía estar habitado, era pequeño, estaba lleno de lianas y se había derrumbado una de sus torres. Entré y vi que estaba en perfecto estado por dentro, por lo que me quedé sorprendida. Empecé a inspeccionar las salas y en una de ellas encontré algo impresionante, algo que me hizo sobresaltarme: una puerta dimensional. La atravesé y de repente me encontré nuevamente en los pasadizos de la mansión de mis tíos. Entonces tuve una visión escalofriante: Jason estaba detrás de mí y me empezó a perseguir. De pronto me caí y me dormí de nuevo.

Mi familia me despertó a la mañana siguiente para preguntarme qué hacía metida en esos pasadizos. Yo no les quería contar nada, así que me inventé que solo estaba echando un vistazo. Mi tía seguía comportándose de forma extraña y me miraba como si yo fuera culpable de algo. Como todas las noches estaba deseando bajar para investigar, pero no me di cuenta de que esa vez me seguía alguien. No le di importancia a eso, me arrepiento de no haberlo hecho, porque esa noche pasó algo que me marcó para toda mi vida.

Bajé a la sala del ataúd, una vez dentro, la puerta se cerró bruscamente. Sentí un olor desagradable, sin embargo, era un olor familiar, como a rancio, me giré y le vi. Ahí estaba mi tío Ryan, con un farolillo, su mirada era siniestra y me empecé a asustar. Notaba una presencia en la sala, pero miraba a mi alrededor y no veía a nadie más que a mi tío Ryan. Mi yugular comenzó a palpitar fuertemente. Me sentí mareada, aturdida, intentaba pedir ayuda a mi tío, pero mi cuerpo no respondía. De repente noté un dolor intenso en el cuello, al principio notaba como si me hubiese picado algo, el dolor cada vez se hacía más intenso, ya no podía más, me derrumbé en el suelo, pero antes de cerrar los ojos, le vi. Vi a Drácula.

Me desperté, no sabía dónde estaba. Estaba muy oscuro. Extendí la mano para tocar lo que tenía alrededor. Una estructura rígida me envolvía. De repente lo entendí: ¡estaba de nuevo en aquel maldito ataúd! Me levanté nerviosa, miré a mi alrededor, no había nadie. Rápidamente corrí hacia la puerta. Al salir vi una escena terrorífica, los cuerpos sin vida de mis padres y mi tía yacían en el suelo. Algo les había atacado y de nuevo… aquel olor a huevo podrido. Salí corriendo, intentando dejar atrás esa pesadilla. Era inútil huir, unos pasos me seguían y ese olor comenzaba a envolverlo todo. Corrí hacia la playa y me escondí en una pequeña cueva en los acantilados. Llevo meses aquí. No sé qué será de mí. Cada noche pienso que será la última, pero cada mañana al despertar sigo escribiendo este diario, para que tú, desconocido amigo, o desconocida amiga, lo encuentres y nos hagas justicia.

Autores: Marcos Díaz, Martina Sarabia, Guido Fonteseca, Diego Díaz, Claudia Vila, Paula Becerra, Lucas Casanueva, Aitana, Caicedo Lucía García, Jonathan Gómez, Candela Galarza, Leo Sánchez y Miguel Tejido.


7 comentarios:

  1. Esta super chulo :)
    Aunque hay partes un poco incoherentes pero esta guay
    He penssdo que se podía llamar los mil y un pasadizos (como hay tantos)
    Soy Leo

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    1. Reescribo mi comentario... Que se me ha olvidado algún acento
      Con los retoques ha quedado súper chulo.
      Título de broma: los mil y un pasadizos o La bella durmiente XD
      Título más serio: Unas vacaciones inolvidables
      Leo

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    2. Me gusta "Los mil y un pasadizos", Leo. A ver si hay más sugerencias por ahí.

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  2. Me ha gustado bastante como ha quedado y también la propuesta de leo para el titulo

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  3. La historia me ha parecido divertida, interesante y se me ha hecho muy corta. A mí me gusta como título Los secretos de la "Gran Mansión"

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  4. Hola a todos:
    Yo he pensado en titularlo: "Mi primer viaje sin retorno" por ser un título que despierta la curiosidad.
    Saludos.

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